La última milla, engranaje clave de las ciudades del presente y del futuro

Es innegable que, en las últimas décadas, las áreas urbanas han experimentado un cambio sustancial en términos sociales y económicos, pero también en el ámbito logístico. Esta metamorfosis ha impactado, inevitablemente, en las lógicas comerciales y también en cómo los consumidores adquieren y disfrutan sus productos y servicios.

Este cambio de paradigma en la movilidad, tanto de personas como de mercancías, ha posicionado los envíos de última milla como un elemento clave de la transformación, alentado por las nuevas demandas de los consumidores y el sostén de las nuevas tecnologías.

El sector de la última milla ha sido pionero en entender este cambio de mentalidad y ha apostado de forma clara por la eficiencia operacional, que permite ofrecer un servicio de calidad, a la vez que se descongestionan las grandes urbes en beneficio del ciudadano y del medio ambiente.

Para conseguirlo, el sector ha apostado por la digitalización y el análisis de datos para lograr más resultados con menos recursos (optimización de rutas y reducción del kilometraje, agrupación de pedidos…), así como por el uso de vehículos verdes y la movilidad compartida, que reducen la huella de carbono y contribuyen a tener ciudades más limpias.

Los nuevos modelos de ciudad están más centrados en las necesidades de los consumidores y de los propios negocios –sean grandes o pequeños–, y se han podido desarrollar gracias a la flexibilidad y adaptación constante de los players del delivery, definidos en muchas ocasiones por su core business 100% tecnológico.

Las urbes del presente y del futuro van a demandar responsabilidades a todos los actores, y el sector del delivery tiene que dar un paso al frente para abanderar las nuevas fórmulas comerciales que permitirán mantener la actividad de cualquier comercio, gracias a la reinvención y la apuesta por un ecosistema social y ecológicamente responsable.